Por Mercedes Quevedo y Ulises Barbieri.
Docentes de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.
En tiempos de cuarentena obligatoria, por la situación ya conocida por todos, el mundo tuvo que cambiar muchos comportamientos y conductas, entre ellas la manera de educar.
En materia educativa, parece ser la única salida “la educación a distancia” (EAD) mediada por el uso de la tecnología para sobrepasar la amenaza de una pandemia que atenta contra el mundo.
Para ello nos preguntamos: ¿esta modalidad de enseñanza es algo nuevo o tiene algunos antecedentes previos? La EAD remonta sus orígenes a las antiguas civilizaciones, por ejemplo griegasy romanas.
La mayoría de los investigadores consideran que la aparición de la escritura y la invención de la imprenta a fines del siglo XVIII, dio paso a la expansión de la educación por correspondencia, y éste es el verdadero origen de la EAD.
Algunos antecedentes se remontan a 1728 cuando se publicó en la Gaceta de Boston (la imagen del artículo, refleja el aviso de la Gaceta de Boston) un curso ofreciendo material para la autoinstrucción y tutorías por correspondencia.
En 1820 Isaac Pitman, Reino Unido, promueve la educación a distancia a través del correo en varios países, acompañando el contenido con guías de estudio. Por el uso del correo postal al principio se limitaba la oferta de cursos teniendo en cuenta la cercanía geográfica, básicamente se enviaban textos y en algunas oportunidades se acompañaban de ejercicios, que luego eran enviados por correo postal y evaluados.
En esa etapa las condiciones de los estudiantes eran de total autonomía, se consideraba que con contenidos, ejercicios y guías los estudiantes podían aprender por sí mismos. se fue incorporando la radio, en un primer momento, y después la televisión, y posteriormente el envío de vídeos, más tarde se sumaron elementos digitales.
Se utilizó el CD ROM introduciendo la computadora. Con la incorporación de internet, y al masificarse su uso la EAD pegó un salto cuantitativo. Pero debemos hacer hincapié que esta utilización no tuvo en sus principios un avance cualitativo. Autores referentes de la temática como García Aretio sostienen que la Educación a Distancia se enmarca en el concepto global de educación permanente. En alternancia con la educación presencial puede contribuir al proyecto de aprendizaje permanente de una persona.
Como es sabido, el aprendizaje permanente puede ser de tipo formal, no formal e informal.
También puede llevarse a cabo presencialmente y a distancia. Las tecnologías de la información y la comunicación ofrecen oportunidades para la enseñanza y para el aprendizaje permanente a distancia de cualquiera de los tres tipos indicados, incluido el de tipo informal, para el que Internet ofrece posibilidades efectivas.
En la educación a distancia la relación docente – estudiante se encuentra separada geográfica y temporalmente, a diferencia de la educación presencial que se caracteriza por la presencia del docente y el estudiante en un espacio determinado simultáneamente.
Considerando el aporte de Beatriz Fainholc en 1999, lo que define en esencia a la educación a distancia son dos elementos principales: la separación física del docente-estudiante y el control “a voluntad” que el estudiante asume del proceso de aprendizaje.
A su vez otros autores como Edith Litwin nos señala que, durante años la EAD fue considerada una propuesta sin jerarquía académica y formativa. Una educación de segunda; para instructivos técnicos y estudiantes pobres, menos confiable que la educación presencial y utilizada para la educación no formal.
Con el tiempo y los avances de las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación) esta visión de la modalidad ha ido superándose. La evolución de la EAD se produjo por dos factores que son claves: el pedagógico, basado en el constructivismo y desarrollando nuevas metodologías de enseñanzas ad hoc para esta modalidad y el tecnológico, que facilita los medios y las herramientas que permiten el intercambio entre los estudiantes y el docente, superando la transmisión de información y propiciando la construcción colaborativa del conocimiento.
En todas las modalidades que son parte de la educación a distancia implican competencias específicas, que tienen que ver con reconocer el desafío de una modalidad de enseñanza con características especiales, es decir de promover un espacio para generar e implementar situaciones en las que los alumnos aprendan. Pero el rasgo distintivo de esta modalidad consiste en la mediatización de las relaciones entre los docentes y lo alumnos.
Por lo que también será indispensable definir otros componentes que se ponen en juego en esta nueva relación. La principal característica que tiene la educación a distancia es la flexibilidad, que impone diferentes formas de asumir la tarea de enseñanza, sin ajustarse a modelos rígidos centrados solo en el docente. Y esto exige que los docentes no solo manejen competencias digitales, sino también considerar distintas formas de enseñar, con distintas estrategias promoviendo el aprendizaje de todos los alumnos. Así como también competencias comunicacionales que impliquen un docente promotor de la participación de los alumnos, generando espacios de comunicación permanente.
Estos cambios de formas de enseñar, también exigirán cambios en las formas de mostrar lo aprendido y también de evaluar. Es decir, un desafío, que hoy se nos impone y que nos interpela a todos los que estamos en el sistema educativo a responder ante la nueva problemática
Fuente: https://www.elliberal.com.ar/